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LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA de ANTOFAGASTA

Información, contacto y opiniones de LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA en ANTOFAGASTA (ANTOFAGASTA – TOCOPILLA)

Dirección, teléfono, mail, localización en google maps y opiniones sobre LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA .

LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA es una escuela ambito Urbano situada en ANTOFAGASTA, provincia de ANTOFAGASTA – TOCOPILLA.

 

LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA de ANTOFAGASTA es un centro educativo de dependencia Corporación Municipal Con convenio y Orientación religiosa laica que ahora mismo está Funcionando.

Información completa:

LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA

LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA
J.SANTOS OSSA 2168

ANTOFAGASTA, ANTOFAGASTA – TOCOPILLA
Chile

Latitud: -23,65363296

Longitud: -70,39886173

 

 


Datos generales de la escuela LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA

  • Nombre de la escuela: LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA
  • Máscara del RUN del sostenedor:
  • RUT del sostenedor del establecimiento: 71102600
  • ¿El sostenedor es una persona Jurídica? Si
  • Código de región: 2
  • Código de provincia: Municipal
  • Código oficial de la comuna: 2101
  • Nombre de la comuna: ANTOFAGASTA
  • Código de Dependencia: Corporación Municipal
  • Indicador de ruralidad: Urbano
  • Celular de LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA:
  • Dirección del colegio: J.SANTOS OSSA 2168
  • Latitud: -23,65363296
  • Longitud: -70,39886173
  • Convenio PIE: Con convenio
  • Establecimiento con matrícula al 30 de abril:Si
  • Estado del establecimiento: Funcionando
  • Orientación religiosa: Orientación religiosa laica
  • Coste de la matrícula: GRATUITO
  • Pago mensual: GRATUITO

Mapa y localización de LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA

Latitud: -23,65363296 – Longitud: -70,39886173




Cursos y enseñanzas impartidas en LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA

  • Educación Parvularia
  • Enseñanza Básica
  • Enseñanza Media H-C Niños y jóvenes

 


Opiniones sobre LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA de ANTOFAGASTA

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3 thoughts on “LICEO DE HOMBRES DE ANTOFAGASTA MARIO BAHAMONDE SILVA de ANTOFAGASTA”

  1. Mi experiencia como liceano
    • Identificación

    Walter Moscoso Zárate, carné de la época 191008 de Antofagasta, ex-alumno del Liceo de Hombres N°1 de Antofagasta, promoción de 1966. Entiendo que la numeración de nuestro antiguo Liceo ha cambiado en la actualidad. Para mí seguirá siendo como el N°1.
    • Seguimiento como alumno
    Cursé Primero E y Segundo E (sumémosle otro 2° año E, repetición obligatoria) año de Humanidades en el edificio de 14 de Febrero, en el segundo piso y el Tercero E en el tercer piso
    Como profesor jefe, tuvimos a un excelente maestro de Castellano, para nosotros nuestro querido profe Peneco entre amigos, don Ruperto Tapia Caballero entre alumnos y profesor
    En Tercer año, en Artes Manuales, tuve el disgusto de tener un profesor recién llegado de los sures, Pompeyo Vera, nos presentó una variada genealogía de los anillos de crecimiento de los árboles y sus variedades, cosa que a muchos de mi curso no nos caía en gracia, puesto que nuestro paisaje urbano aparte del pimentón y las palmeras datileras, no estábamos ni ahí con el ulmo, el laurel, los pinos, las araucarias, el raulí, el… era mucho para mi entendimiento (araucano mandarín para entenderlo), materia prima para trabajar en talleres. Para empezar, en esa época la teoría me tenía sin cuidado, y por no tener habilidades manuales con cosas de maderas, sufrí un examen en el que fuí reprobado sustancialmente. Años después, ya profesional en una ex-Universidad de Chile, sede Temuco, me encontré con una profesora de Inglés que fué la esposa de don Pompeyo (actualmente fallecido hace varios años atrás), y le conté mi experiencia pero en buena, reconociendo mi propio bajo rendimiento en sus talleres
    Cuarto C y Quinto C (sumémosle otro Quinto C, repetición obligatoria), los cursé en los pabellones, en esos días casi nuevos, que colindaban con la calle 21 de Mayo. Allí estábamos en la gloria, eran de cemento y saltábamos en sus pisos sin cuidado alguno. En el edificio viejo de 14 de Febrero, vetusto con mucho tiempo de uso, había que caminar con sigilio, el piso de madera se quejaba por todo
    Para el último curso, Sexto año de Humanidades, el 2° piso del edificio de colindante a la calle José Santos Ossa, estaba destinado a los tres cursos, 6° A, Letras, 6° B Biología y Química, 6° C, Matemática y Física, y en cuyo primer piso estaban la oficina del Director, la oficina del Secretario General, la oficina del Inspector General y enfrente de esas dependencias estaba la Biblioteca del Liceo.

    • Un poco de nuestra historia
    En 6° año tuve que decidirme, como no fui bueno para la lectura, ni pensar en el sexto Letras, como la tabla periódica de los elementos no me servía como tablas de multiplicar, ni pensar en sexto Biología y Química, lo único que podía cursar era 6° Física y Matemáticas, eso representaba solo hacer ejercicios. Cabe explicar que en esta decisión la elección fue unánime en casi el 75 % del curso, los pocos más aplicados se fueron al de Letras y otros al de Química. A nuestra promoción el año 1966, egresaron por excelente comportamiento, rendimiento y excelentemente buena conducta, bastaba revisar la delgadez del Libro de Clases a fines del año lectivo.

    También entiendo que a mi promoción debieran denominarla promoción de fierro, pues en ese año debió haberse robado simbólicamente por los 6° años, como en años anteriores, la antigua e histórica campana para mandarla a pulir y haberla devuelto, para que en la noche de la graduación hubiera emocionado hasta el más bruto, con su sonoro tañido. Pero esa noche el tañido lo hizo una campanucha que reemplazó a la extraviada de nuestros recuerdos
    En esa graduación, participe, y participaba desde tres años atrás, como integrante del coro liceano, y desde las tarimas en que estábamos de pie visualizamos la falta de nuestra querida campana ¿qué pasó con ella? Hasta el día de hoy sigo con la incógnita

    En el edificio viejo, fuimos fotografiados y publicitados en el Mercurio, los ventanales de las salas daban a la calle, y por allí todos los días entre 8 y 8\up{15} horas pasaba una dama anciana y desde las ventanas la piropeábamos a como diera lugar (pero sin grosería a las que estábamos acostumbrados) y frente a nuestra ventana había una pensión para estudiantes femeninas, y siempre llegábamos temprano para ver si podíamos cuartear a las estudiantes que vivían allí, cuando ellas accedían a ese dormitorio cuyo ventanal daba justo enfrente y por debajo del nuestro. La pensión era de un piso. Alguien reclamó al Diario y gracias a esa publicación todos los participantes de ese jolgorio fuimos reprendidos, amonestados y suspendidos por una semana, previa exigencia de volver con el apoderado en persona.
    Mi curso, desde que ingresé al Liceo hasta el día que nos egresaron al cabo de 8 años de revolverla de lo lindo, se conservó casi intacto, excepto, en cada año, de entre tres o cinco alumnos que eran lumbreras en los cursos y que pasaban de curso holgadamente, los dos años repetidos fueron los mismos para esos bellezos que éramos como curso.

    • Planta docente entre los 8 años de confinamiento liceano
    Tuve excelentes profesores, recuerdo algunos de ellos: La esplendorosa Petunia, profesora Gloria Araya de Artes Plásticas, nuestro apreciado Chucaco, (nombre y apellido se escapan a mis recuerdos) profesor de Música y Director de nuestro Coro Liceano, la \ madáme Felicia Laguna, nuestra profesora de Inglés en 5° y 6° año de Hdes. a la cuál en cada clase le preguntábamos acerca de su hijo teniente general, y allí disfrutábamos cerca de media hora en que nos explicaba las vivencias de su colegiatura como cadete, mientras tanto cada uno de nosotros estábamos en nuestros propios mundos de rebeldías, el resto de la hora la sufríamos con los dictados, vocabulario y traducción de oraciones; nuestro eximio profesor de Historia Universal, don Domingo Herrera (con él no había tutía alguna ¿o sabís o no sabís? y su famoso libro de la Historia Universal, cuyo autor sería Ricardo Krebs Wilken o algo por el estilo, [el libro gordo de petete], esa es la cuestión) y después le sucedió una profesora de nombre Cora (la cual a nuestra vista de adolescentes estaba requete buena, pero amarrete con las notas); también recuerdo que hizo clases en el Liceo, un profesor de apellido Salas, era de Educación Física, una profesora de apellido Franulich, no recuerdo la asignatura.\\
    Con Física me iba como el ajo, pero con el Proschle, el Ricardo Penish y el Omer Cano le hice empeño al sexto matemático, nuestro sempiterno maestro, el recordado perita de candado profesor Galvez (el nombre no lo recuerdo) con él era o un 7 o un 1, y en la mayoría de los casos ese 7 de perfil era a curso completo, es decir en el libro de clases era 1 de arriba hacia abajo (y sin disculpa, no como ahora que hasta el 3 hay que justificarlo); el Inspector General del Liceo, don Genaro Bustamante, el profesor Alfredo Aranda, ticher de Francés, el profesor de Educación Física, apellido Lucero, tengo entendido que su familia administraba una tienda de artículos deportivos, la Casa Lucero, en Condell o en Latorre esquina Prat, era durísimo en los entrenamientos para las revistas de gimnasia. De don Exequiel Lillo, lo recuerdo no del economato, sino que en la casa que colindaba con el edificio viejo, en los recreos vendía empanadas, coca cola, bilz, alfajores y además era el papá de un camarada de curso, el manzana Lillo o Quelo Lillo, con quien nos arrancábamos del Liceo en compañía de dos malandras más, el mono Jorquera y el pájaro Aguilar , rumbo a la Avenida Brasil, a practicar barra y subirnos al puente solo con la fuerza de los brazos, además lo encontré en el Regimiento Exploradores cuando tuvimos que cumplir con el Servicio Militar.
    Para los desfiles del 21 de mayo, por lo general se hacían en la avda. Brasil, en esa época, sólo el Colegio San Luis tenía banda de músicos, nuestro Liceo solo tenía las ganas de tenerla, circulaban rumores de que se disponían de algunos instrumentos, pero en los 8 años de 6 que estuve en mi Liceo, nunca se supo a ciencia cierta, pero tuvimos un grupo de silvadores fenomenal, en cada desfile salíamos del Liceo, silvando una melodía de batalla de la película El Puente sobre el Rio Kwai.
    En la mayoría de los colegios y liceos se estaba imponiendo el uso de uniformes, y lo mismo quisieron hacer con nosotros, pero como en el Ceal teníamos mayoría de los noctámbulos juveniles del centro de Afta que hacíamos yunta frecuentando los bares de la calle Matta y Sucre frente al Nacional, nos oponíamos a tal imposición con repliegues a los baños del deportivo del Liceo, que por lo general no funcionaban bien y solicitábamos huelga para que repusieran los baños (soberana petición) y no nos impusieran el uniforme (en los desfiles parecíamos acuarela), para lo cual el Ceal presionaba y nos íbamos pa’ la casita gancho a menudo una o dos semanitas. Al año siguiente, en 1967, impusieron el uniforme tengo entendido y sanearon el Liceo.
    • actividades curriculares
    Nuestra primera actividad, después del obligatorio pasar la lista y decir presente (a caña mala) o \ aquí o aquí toy (buenos y sanos con ganas de pitearnos para la playa o a la Garita del Cable, nuestro privado balneario, aparte de alimentarnos con el consabido platacho del chango compuesto de piure, cebolla y limón, que dejábamos reposar para la salida del agua del canal, en el típico traje de baño, en cueros). Más allacito de nuestro resort había un ducto emisario que desembocaba en el mar costero. Dando origen sobre el roquerío a manchas de choritos, piures incipientes, anémonas, cangrejos, lapas minúsculas y en el agua a pulpitos, cangrejos, la borrachilla y el sargo mojonero, que no era sargo, pero si que era mojonero, vivía alrrededor del emisario y otras menudencias que reservamos para el regreso al liceo, a disfrutar de las dos últimas horas de clases, en donde bolaban todos esos adminículos, llegando algunos al pizarrón cuando el profe o la profe escribía nuestras tareas para las próximas clases. Tareas que no podiamos cumplir pues con tamaño berrinche nos íbamos de suspensión por lo menos una semana, con el castigo de regresar con el apoderado, y sin justificativo.
    Los ocho años del Liceo, fui un flojo rematado. Para los exámenes tenía que conseguir los cuadernos de los aplicados que se eximían por notas sobre 5 y o 6, y los exámenes eran un mes completo, cada dos días (día por medio). Al inicio de los certámenes yo empezaba con casi 75 kilos de peso, al final del mes terminaba entre 60 y 65 kilos de peso, y un sueño descomunal. ¿La razón? muy simple, con mi camarada Cachicha Eddie Correa, amigo y compañero de curso, andábamos por las iguas con las notas, pero por diferentes motivos; despúes de un tedioso examen (escrito y oral de las manos como para ponerte un 4 obligado), nos ibamos a la Avenida Brasil, desde el monumento al Alcalde Poblete, hasta el final de la Avenida, más allá del Regimiento Esmeralda, y después volvíamos al punto de partida, aprendiendo de memoria todo aquello que no hicimos en el año escolar, descansando a ratos, no más allá de cinco minutos para retornar luego a la lectura. Eso era día y noche antes del examen de turno. Ibamos a la casa a dormir 10 minutos y luego al Liceo para rendir obligadamente el escrito y el oral. Solo me eximía de dos asignaturas, Música (era integrante del Coro Liceano) y de Artes Plásticas, por ser uno de los regalones de la Tía Petu, los otros eran Chini Duarte, el negro Salas y Pedro Ribera. ¿qué fué de ellos? no lo sé, después de 6° les perdí la pista, cuando ingresé al año siguiente a la Carrera de Pedagogía en Artes Plástica, Universidad del Norte. Curso que me duró un semestre, después me cambié en el 2° semestre a la carrera de Educación General Básica, Carrera Flash, no más de dos años, por que allí estaba mi prenda y habían varios gatos que la rondaban. Al final del año se acabó el romanticismo, puse punto final al entuerto y cambié mi rumbo a la ciudad de Santiago, pero eso es otra historia.
    En la actualidad, soy un profesor jubilado de Matemática en el año 2011; formé parte del Departamento de Matemática y Estadística, de la Universidad de la Frontera de Temuco. Egresé de la Carrera de Pedagogía en Matemáticas, el año 1975, de la ex Universidad de Chile sede Temuco, la cual para el año 1981 se refundió junto con la Universidad Técnica del Estado, también sede Temuco, para dar origen a la Universidad de la Frontera. En dichos planteles cumplí mi servicio profesional desde cuando cursaba 2° año de la Carrera, como Ayudante Segundo, después como Ayudante Primero para Finalizar como profesor de asignatura para varias Carreras de la UFRO. Como profesor, ante mis alumnos, recordé todas las pellejerías que tuve que recorrer para llegar al sitial en que me desenvolví, en especial de mi estadía en el Liceo y de su Lema, en la base del mástil de la bandera Liceano, siembra tu corazón en la verdad, y también recuerdo que en alguna oportunidad alguien escribió una frase señera, que me identificó por mucho tiempo Liceano, el estudio nada engendra, solo la copia es fecunda, y sea de paso, recuerdo a nuestro adorado profesor de Química, el sempiterno chanchito Flores, profesor que me pilló en el examen escrito con un acordeón en la mano derecha, que manejaba con docilidad (experiencia acumulada trás tantos años de copia), y me hizo salir de la sala gentilmente con un 1 bajo la manga. Reprobado sin apelación, no había vuelta, repetir 6° año nuevamente, pero dicen que los profesores son unos magos con las notas, (y esa magia la practiqué a menudo), tal que para el retiro de los certificados, en lugar de azul, recibí uno blanquito, y en el lugar del 1 había un magistral 3, necesario para otorgarme un 4 promedio, y me salieron del Liceo. Al final, antes despedirme del Liceo, hice la guardia al chanchito Flores y le pedí disculpas por el intento de copia. Disculpa aceptada y me dijo en buena forma que tuvo que cambiar tal unito para poder hacerme salir del Liceo, en las buenas. Con el resto de mi grupo insurgente pasó algo similar pero en otras asignaturas. Egresamos y cambió el Ceal….

  2. Cuando cursaba 6° año hdes. en el LHA, un compañero de curso encontró un guarén ya fenecido, en el sitio baldío del Liceo, que se usaba como pista de atletismo, sito en la esquina Ossa y 21 de Mayo. Envolvimos tal guarén en una calceta y retamos a los otros 6° a un partido de baby en el pasillo del 2° piso (aún pendía de su argolla nuestra histórica campana). Estábamos en un recreo y se hizo efectivo el partido y duró hasta que el bicho se empezó a desarmar con tanto pateo, el jolgorio era unánime entre los guarenistas y los mirones que avivan la causa. Escondíamos el muertito cuando asomaba algún inspector para indagar acerca de la causa del boche. Al tocar la campana para volver a las salas, en el 6° C (mi curso), como el profesor de Química se demoraba en llegar, se organizó un funeral del vapuleado guarén, el mesón largo del profe sirvió de púlpito, el papelero que siempre estaba ubicado al lado de la puerta de entrada sirvió de crematorio, se instaló en el centro del mesón, pusieron el bicho en el interior, le pusierone papel de cuadernos, y se le prendió fuego (¿con qué?, sepa moya), uno del curso sirvió de maestro del funeral, la sala se lleno del humo picante que resultó de la combustión de papel, calceta y bicho quemados, en eso estábamos cuando se abrió la puerta y apareció nuestro bien ponderado profesor de Química, chanchito Flores, quién al percatarse del feo espectáculo, abrió de para en par las puertas, hizo correr las cortinas y se abrieron los ventanales, el humo era yegua, parecía connato de incendio. Nos hicieron formar en el pasillo, llamaron al Inspector General y por supuesto, tuvimos dos semanas de descanso (bien ganado) pero con el recurso de volver con el apoderado y riesgo de expulsión…pero terminamos y nos egresaron del LHA…Siempre tengo presente mi Liceo y los valores que me inculcó, a pesar de lo traviesos que eramos, valores que como profesor apliqué a mis estudiantes en la Universidad donde desarrollé mi docencia…

  3. La base de todo lo que enseñé, como profesor en la Ufro de Temuco, tuvo su origen en la pedagogía aplicada a los porros que éramos. fueron grandes maestros y de una sapiencia enorme. Pero dejaron huella, de mi curso en 6° año C, siguieron Pedagogía varios de ellos, con grados entre Magister y Doctores, dos de ellos “flamita junior” Rojo (Magister en Matemática) y Enrique “Chini” Duarte (Doctor en Estadística). Por mi lado, simplemente, un Profesor de Matemática…Gracias a mi Liceo…

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